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Observa la fabulosa interacción entre el cobre y los imanes de neodimio

El cobre no es magnético, pero…

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Una de las formas más funcionales de ubicar y dividir metales como el cobre y el aluminio del hierro es utilizando un imán. No obstante, hay una curiosa interacción que actúa cuando una cantidad considerable de cobre entra en contacto con un imán muy poderoso, digamos, uno de neodimio. Desde cierto criterio, el imán se ve «atrapado» en material viscoso si se lo ubica sobre la área del cobre, y con el apoyo de otro imán, inclusive puede flotar por un tiempo.

Hace un tiempo nos cruzamos con numerosos proyectos que involucran a imanes, entre los que se resaltan su oposición con el hierro en la sangre, y la oportunidad de ver su campo magnético con el apoyo de ferrofluidos. Los imanes de neodimio son subjetivamente baratos, y tienen un espacio de privilegio entre los experimentos caseros y el planeta DIY, pero no debemos olvidar que denuncian respeto.

Los imanes más poderosos tienen la posibilidad de provocar serias lesiones, y no tenemos ganas que nadie concluya en el hospital. Dicho eso, si tienes un imán de neodimio cerca y una plancha gruesa de cobre cerca (el aluminio además funciona), verás un accionar muy curioso…

Imanes de neodimio y cobre

Sí, es como si la área del cobre estuviera cubierta con una cubierta viscosa transparente que hace más retardado al imán. Todavía si lo arrojamos directamente, el imán no sufre un encontronazo terminado, sino que se frena a último instante.

Cuando un campo magnético fuerte se desplaza por medio del cobre, hace una reorganización de los electrones que giran siguiendo un patrón circular, el cual es perpendicular a la dirección del campo magnético que se aproxima. El punto es que los electrones se resisten a este cambio brusco provocando un campo magnético propio.

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En este momento, aquí no hay atracción ni repulsión (sólo resistencia), y tampoco es una propiedad del cobre. Esto último se comprueba al llevar a cabo pasar un imán de neodimio por el centro de una bobina de cobre abierta. Si el cobre fuera el responsable de ese «retraso», el imán reaccionaría en todos las situaciones, pero con la bobina abierta cae como si fuera una piedra.

Al cerrar la bobina, el instante del imán es convertido en corriente eléctrica, y una increíble forma de ver el desarrollo es utilizar de puente a un fácil LED. Simultáneamente, la resistencia ocasionada por la inductancia eléctrica en el cobre facilita a un imán levitar cuando se ubica un segundo imán al otro lado de la plancha.

Toda la energía es disipada por el cobre como calor, una pérdida que generalmente no se quiere, pero que tiene apps en el planeta real, entre otras cosas, los frenos usados en trenes de velocidad superior.

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